Mientras más negocios protejan sus objetos de valor y a sus empleados, más vulnerables se vuelven las residencias privadas. Para mantener a los criminales alejados mientras están fuera, se requiere de una especie de fortalecimiento de la seguridad por parte de los propietarios de las casas que poseen artículos de valor como joyas, muebles, arte, sistemas de sonido, computadores, dinero en efectivo, autos, armas de cacería, etc.